"El Universo conspira siempre a tu favor".
"Todo esfuerzo tiene su recompensa".
"Si no te gusta algo, 'pasapalabra'".
"Si hoy fuera tu último día de tu vida, ¿te gustará hacer lo que estás haciendo?"
En Internet abundan frases relacionadas con el pensamiento positivo, muchas de las cuales seguramente nos resultan familiares. Frases como estas se encuentran fácilmente con una simple búsqueda, y es muy probable que todos hayamos escuchado alguna vez expresiones similares.
Sin embargo, en este artículo queremos abordar estas frases desde una perspectiva diferente. Desde el punto de vista de la psicología científica, nos preguntamos: ¿Cuál es el origen de estas frases? ¿Son realmente útiles? ¿Cuánto hay de realidad en ellas?
¿Qué es el pensamiento positivo?
El pensamiento positivo es una filosofía de vida que afirma que los pensamientos positivos tienen un impacto directo en la realidad. Según los partidarios del pensamiento positivo, cuando pensamos en positivo, emitimos una frecuencia vibratoria que atrae cosas positivas a nuestras vidas.
El pensamiento positivo se basa en la idea de que la mente tiene el poder de crear la realidad. Esta idea ha sido popularizada por autores como Ralph Waldo Emerson y Mary Baker Eddy.
El pensamiento positivo se puede definir como la práctica de enfocarse en lo bueno en cualquier situación, por muy complicada que sea. Implica ver el lado positivo de las cosas, incluso cuando las cosas van mal.
El pensamiento positivo, a primera vista, parece un concepto sencillo y alentador. Es una actitud mental que enfatiza en la expectativa de resultados favorables: mantener una actitud mental positiva fomentará resultados beneficiosos en nuestras vidas. ¿Cómo? Porque, según este enfoque, somos capaces de influir en nuestro entorno y futuro a través de nuestros pensamientos.
Ejemplos
Así, algunos ejemplos de situaciones y pensamientos son:
Discapacidad:
Situación: Un hombre sufre un accidente que resulta en una discapacidad permanente.
Pensamiento Positivo: "Este accidente me ha ayudado a apreciar las cosas verdaderamente importantes de la vida."
Realidad: Aunque el pensamiento positivo puede ayudar al hombre a adaptarse a su nueva situación, no cambia el hecho de su discapacidad y los problemas reales que enfrentará.
Examen
Situación: Una estudiante espera los resultados de un examen importante.
Pensamiento Positivo: "Voy a pensar que he aprobado el examen durante esta semanas hasta que la profesora lo corrija.”
Realidad: Aunque mantener una actitud positiva puede reducir la ansiedad, el resultado del examen está determinado por el desempeño previo, no por los pensamientos positivos actuales.
Enfermedad Grave:
Situación: Un individuo es diagnosticado con un cáncer.
Pensamiento Positivo: "Mantener una actitud positiva me ayudará a superar esta enfermedad."
Realidad: Aunque una actitud positiva puede influir en el bienestar emocional, no altera el curso de la enfermedad ni reemplaza la necesidad de tratamiento médico.
Historia
El pensamiento positivo tiene sus raíces en el movimiento del Nuevo Pensamiento, que surgió en Estados Unidos en el siglo XIX. El New Thought promovía la idea de que la mente tiene el poder de crear la realidad. Esta idea fue popularizada por autores como Ralph Waldo Emerson y Mary Baker Eddy.
Este movimiento inicialmente estaba ligado a la curación espiritual y la religión; con el tiempo, estas ideas se secularizaron y expandieron hacia áreas más amplias de la autoayuda y el desarrollo personal.
En el siglo XX, el pensamiento positivo se convirtió en una corriente más mainstream. En 1952, Norman Vincent Peale publicó su libro "El poder del pensamiento positivo", que se convirtió en un bestseller. Peale afirmaba que el pensamiento positivo podía ayudar a las personas a superar obstáculos y lograr sus objetivos.
En las últimas décadas, el pensamiento positivo ha sido promovido por gurús de la autoayuda como Tony Robbins y Louise Hay. Estos gurús afirman que el pensamiento positivo puede ayudar a las personas a mejorar su vida en todos los ámbitos, desde la salud hasta las relaciones personales.
Durante las décadas siguientes, el pensamiento positivo se fue incorporando en diversas áreas, desde la psicología hasta el mundo empresarial. Figuras como Dale Carnegie y sus cursos de desarrollo personal y profesional jugaron un papel importante en esta integración. La psicología positiva, un campo relativamente nuevo liderado por Martin Seligman y otros, ha intentado estudiar científicamente los efectos y aplicaciones del optimismo y la felicidad.
Hoy en día, el pensamiento positivo está omnipresente en la cultura popular, con innumerables libros, seminarios, charlas TED y cursos en línea que promueven sus principios.
Con el transcurso del tiempo, la tradición del pensamiento positivo ha experimentado una evolución significativa. En la actualidad, autores contemporáneos como Rhonda Byrne en "El Secreto", han promovido un enfoque más centrado en el éxito material, así como en la eliminación de las emociones consideradas "negativas". Si bien, en el siglo XIX se buscaba dominar las emociones negativas, ahora directamente se pide suprimirlas, hacer como si no existieran.
Debido a la importancia que en los últimos años ha tenido este libro, queremos destacar aquí algunas citas del mismo. Creemos que reflejan muy bien cómo los libros de autoayuda han pasado a ser casi manuales de magia.
La mente es un imán poderoso. Lo que piensas, lo atraes.
Siempre puedes cambiar tu forma de pensar. Si te encuentras atrapado en patrones negativos, elige pensamientos más positivos y empieza a crear una realidad diferente.
El dinero es solo una forma de energía. Si te enfocas en la abundancia y crees que mereces tenerlo, lo atraerás a tu vida.
Relación con el Neoliberalismo
Todo sistema político y económico se sostiene sobre una base ideológica que le da respaldo y legitimidad, y que desempeña un papel crucial en disuadir la disidencia o rebelión entre la población. Durante la Edad Media, por ejemplo, el feudalismo se apoyaba fuertemente en la religión como pilar de su estructura social y económica. En la actualidad, el capitalismo y, en particular, su variante neoliberal, encuentran su soporte en un sistema de pensamiento que enfatiza el individualismo y el pensamiento positivo.
Pensamiento positivo, neoliberalismo e individualismo comparten la creencia en la capacidad individual para alcanzar el éxito, independientemente de las circunstancias externas.
Esta ideología moderna, centrada en el individuo, promueve la idea de que el éxito y el bienestar son el resultado directo del esfuerzo y la actitud personal. El pensamiento positivo y el individualismo sirven hoy para reforzar la noción de que cada persona es responsable única de su destino. Si tiene “éxito” es gracias a su esfuerzo. Si “fracasa” es porque no se ha esforzado lo suficiente.
Aquí las condiciones materiales no importan, no existen las desigualdades sistémicas y estructurales. Hay ganadores y perdedores: y cada uno elige dónde quiere estar.
El pensamiento positivo es promovido por muchos gurús del capitalismo neoliberal. Estos gurús afirman que el pensamiento positivo es la clave para el éxito en el mundo empresarial. También se utiliza a menudo para justificar las desigualdades sociales. Se afirma que las personas que son pobres o desfavorecidas simplemente no son lo suficientemente positivas o trabajadoras.
Daños y perjuicios
El pensamiento positivo puede tener efectos potencialmente dañinos, especialmente cuando se adopta de manera inflexible y sin tener en cuenta las complejidades de la realidad humana.
Negación de la realidad
El pensamiento positivo puede llevar a las personas a negar la realidad o a ignorar los problemas que enfrentan. Por ejemplo, una persona que está pasando por una situación difícil puede pensar que "todo está bien" cuando en realidad no lo está. Esto puede impedirle tomar las medidas necesarias para resolver el problema.
La cultura del pensamiento positivo a menudo promueve la idea de que sentirse triste, enojado o frustrado es inherentemente malo y debe evitarse a toda costa. Esta negación de emociones "negativas" no solo es poco realista, sino que también puede ser perjudicial para la salud mental, ya que suprime una parte esencial y natural de la experiencia emocional humana.
Culpa
Puede llevar a las personas a culparse a sí mismas por cosas que están fuera de su control. Por ejemplo, una persona que no consigue el trabajo que quería puede pensar que "no es lo suficientemente buena" cuando en realidad simplemente no era el candidato adecuado. Esto puede llevar a la baja autoestima y a la depresión.
Este fenómeno se observa claramente en lo que se conoce como el "sesgo del superviviente". Pongamos como ejemplo un grupo de personas con discapacidad: uno de ellos ha logrado obtener un buen trabajo, formar una familia, disfrutar de vacaciones anuales y poseer una casa en el centro de la ciudad. Mientras tanto, los demás miembros del grupo quizás dependan de sus familias o, en algunos casos, hayan necesitado trasladarse a residencias especializadas. ¿Significa esto que la persona exitosa se esforzó más o deseó el éxito con más intensidad? ¿O acaso las circunstancias iniciales de las otras personas, quizás menos favorables en términos económicos, sociales o familiares, jugaron un papel crucial en sus vidas?
Es común resaltar como ejemplo a aquellos a quienes "les va bien", pero esto a menudo resulta en una injusta auto-culpa por no poder replicar su éxito, obviando que, en muchos casos, hacerlo podría ser literalmente imposible. La realidad es que el éxito y el fracaso no siempre son el resultado directo del esfuerzo personal; las condiciones de partida y el entorno juegan un rol determinante.
Parálisis
El pensamiento positivo puede llevar a las personas a creer que todo va a salir bien sin necesidad de tomar medidas. Esto puede llevar a la frustración y al fracaso. Por ejemplo, en el ámbito de la salud, una fe ciega en la actitud positiva puede llevar a personas a subestimar la gravedad de su condición y retrasar la búsqueda de tratamiento médico necesario. En el contexto empresarial, un optimismo desmedido puede llevar a decisiones de inversión riesgosas o a ignorar señales de advertencia críticas.
Justificación del status quo
El pensamiento positivo se utiliza a menudo para justificar el sistema económico y las desigualdades sociales. Si se asume que las personas que son pobres o desfavorecidas simplemente no son lo suficientemente positivas o trabajadoras, se puede concluir que merecen su situación.
Esto puede conducir a la discriminación y a la exclusión social.
Se niega o minimiza la realidad de las desigualdades sociales y culpabiliza a las personas que las sufren. Las desigualdades sociales son causadas por factores estructurales, como la pobreza, la discriminación y la falta de oportunidades. Estas desigualdades no pueden ser resueltas simplemente cambiando la actitud de las personas. Es necesario abordar los factores estructurales que las causan.
¿Qué hacer?
De este último punto habla Barbara Ehrenreich, autora del libro “Sonríe o muere; la trampa del pensamiento positivo”.
La alternativa al pensamiento positivo no es el pensamiento negativo. La alternativa, que parece obvia cuando se dice, es el realismo.
Aceptar la realidad, comprenderla y tratar de modificar aquello que se puede modificar. No caer en el pensamiento mágico, no caer en este pensamiento positivo iluso.
No caer en la trampa.
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Si queréis saber más sobre el pensamiento positivo, os recomendamos nuestro taller Los Peligros del Pensamiento Positivo, de Daniel Palacino.
En el taller, Daniel repasa los conceptos clave de este enfoque y se centra en la aplicación que tiene en la psicología. Gracias a sus aportes, podemos entender mejor cómo incide el pensamiento positivo en la prevención y el tratamiento de los problemas psicológicos.
Este curso está orientado a curiosos que quieran saber por qué no siempre es bueno tomarse la vida con una sonrisa, y a psicólogos o profesionales de otros campos dedicados a los entresijos del comportamiento y quieran mejorar su práctica laboral.
Aquí.
¡Abrazos!
El equipo de Engrama
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Referencias
Béjar, H. (2014). Los orígenes de la tradición del pensamiento positivo. Athenea Digital. Revista de pensamiento e investigación social, 14(2), 227-253.
Cabanas, E., & Illouz, E. (2019). Happycracia. Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas. Barcelona: Planeta.
Ehrenreich, B. (2016). Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo. Turner.
Valverde, C. (2011) El lenguaje positivo como “sentido común” o el consentimiento del neoliberalismo.
Claro e interesante tema a traer. Dá para analizarlo desde varios enfoques.